I.V. Stalin

Una conversación con el Embajador de Argentina Leopoldo Bravo

7 de febrero 1953

Fuente:
I.V. Stalin – Obras – Volumen 18. – Tver: Información
Centro de publicación "Unión", 2006, páginas 591-597.

Translated from Russian to English by Irina Malenko and published in Revolutionary Democracy April-September 2012, pages 166-171. Translated from the English into Spanish by Antonio Artuso.

<>Stalin pregunta al embajador hace cuánto tiempo que no va a la Unión Soviética, y si Moscú ha cambiado durante este periodo.

Bravo dice que estuvo ausente de la Unión Soviética durante cuatro años, y que Moscú ha pasado por muy grandes y evidentes cambios. Se está llevando a cabo obras de construcción grandiosas.

Bravo dice, además, que el Presidente de Argentina, Perón, le ha dado la instrucción de transmitir un cordial saludo al Generalísimo Stalin y de decirle que Argentina quiere fortalecer sus lazos con la Unión Soviética y, en particular, desarrollar las relaciones comerciales.

Stalin dice que, por nuestra parte, no hay objeciones a esto.

Bravo dice que es un gran honor y un gran placer visitar el Generalísimo, y que esta visita se quedará en su memoria toda su vida.

Stalin dice que la recepción de los embajadores es su deber, su trabajo. Pide a Bravo lo que podría ser objeto de comercio entre Argentina y la URSS, lo que Argentina quiere comprar a la Unión Soviética y lo que podría venderla a la Unión Soviética.

Bravo dice que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina entregó al Embajador soviético Rezanov un memorándum que contiene la lista de productos que Argentina desea comprar a la Unión Soviética, así como la lista de los productos que Argentina podría proveer a la Unión Soviética. En primer lugar, Argentina desea comprar a la URSS equipos de perforación para la industria petrolera, así como maquinaria agrícola. Por su parte, Argentina podría ofrecer cuero, lana, aceite vegetal y otros productos básicos.

Stalin dice que el gobierno soviético examinará esta propuesta, y que la Unión Soviética está interesada en hacer comercio con Argentina.

Bravo dice que desde su niñez está interesado en la Unión Soviética por haber leído un libro sobre el país, y que, por lo tanto, está personalmente interesado en mantener buenas relaciones con la URSS. Bravo expresa [c. 591] una gran admiración por el desarrollo continuo de la Unión Soviética y por el notable éxito logrado en el campo de la industrialización por este país.

Stalin dice que ningún poder podría forzar a la gente a realizar este trabajo, pero que el pueblo soviético quiere construir y esto facilita la construcción.

Bravo dice que el presidente Perón de Argentina también lanzó un movimiento por la independencia.

Stalin le pregunta: ¿Argentina no es actualmente un país independiente?

Bravo dice que Argentina es un país independiente, pero que, antes de esto, una gran cantidad de monopolios imperialistas extranjeros dominaban sectores importantes de la economía de Argentina. El Presidente Perón empezó una campaña por la nacionalización de las empresas extranjeras, y ya ha nacionalizado algunas de ellas, en particular los ferrocarriles, los puertos, la industria eléctrica, los transportes públicos, las empacadoras de carne. Afirma que no hay libertad sin independencia económica.

Stalin dice está de acuerdo con esto. Dice que los americanos son muy conscientes que los que son dueños de la economía de un país también son dueños de su independencia, y que será bueno para Argentina que el país desarrolle su independencia económica, aunque sea gradualmente. Esto será bueno para Argentina.

Bravo dice que es exactamente esto que Perón y sus seguidores están tratando de hacer: lograr la independencia económica con el fin de lograr la independencia política. Afirma que le gustaría a Argentina fortalecer los lazos culturales con la Unión Soviética, así como establecer vínculos en el ámbito del deporte.

Stalin indica que la propuesta es bienvenida. Comenta que los hispanos han sido buenos atletas en el pasado. Pregunta si el deporte está muy desarrollado en Argentina.

Bravo dice que el fútbol está muy desarrollado en Argentina. Argentina está interesada en que el equipo de fútbol argentino visite la URSS, y que el equipo de fútbol soviético vaya a Argentina.

Stalin dice que este asunto podría ser discutido. Averigua sobre el idioma oficial de Argentina, pregunta si es el español.

Bravo confirma que el idioma oficial de Argentina es el español.

Stalin dice que se recuerda que, hace unos años, el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina se llamaba Bramugliya y comenta [c. 592] que, en el Cáucaso, hay dos pueblos llamados Bramugliya.

Bravo confirma que, efectivamente, Bramugliya fue ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. Dice que él es actualmente profesor en la Universidad.

Stalin dice que durante la guerra de España, el embajador español en Moscú se llamaba Pasqua.  Al darse cuenta de que este apellido también es común en la región del Cáucaso, habla sobre algunas de las similitudes lingüísticas que existen entre los pueblos del Cáucaso y España.

Bravo está de acuerdo y dice que este verano tiene la intención de visitar el Cáucaso, ya que piensa cada vez más que las costumbres de los pueblos del Cáucaso son cercanas a las de la gente de su país.

Stalin dice que, en los tiempos antiguos, muchos pueblos se escondían en las montañas del Cáucaso, huyendo la persecución de sus enemigos. Más tarde, los grupos que restaban de estos pueblos se depositaban allí como capas geológicas. Hasta hoy, en el Cáucaso, se encuentran los que quedan de los vascos, sármatas, ávaros y de las naciones que han desaparecido. Por lo tanto, en términos etnológicos, el Cáucaso es de gran interés. Un científico, que comenzaría a estudiar la etnografía de la región del Cáucaso encontraría un montón de cosas interesantes. En Daguestán, por ejemplo, hay 3 o 4 gargantas, cercanas unas de las otras, donde viven personas que hablan idiomas diferentes y no se entienden.

Stalin pide al Embajador cómo va la independencia económica de México.

Bravo dice que, según él, México no puede desarrollarse libremente porque depende mucho de los Estados Unidos.

Stalin dice que esto es correcto.

Bravo dice que hoy, en todos los países de América Latina, se está desarrollando un movimiento por la independencia económica. En Argentina, la gente tiene mucha afección por la Unión Soviética porque ve en ella la vanguardia de la lucha por la independencia de las naciones. Una delegación de 40 personas de Argentina asistió al Congreso de los Pueblos por la Paz. Eran representantes de los diferentes partidos políticos, creencias religiosas y ocupaciones, también había trabajadores. Quince personas de esta delegación visitaron la Unión Soviética. Los delegados visitaron al embajador y le contaron la gran impresión que les había hecho su estancia en la Unión Soviética y sus viajes a las empresas de Moscú, en particular a la fábrica que se llama Stalin, donde vieron el montaje de automóviles. [página. 593]

Stalin dice que la fortaleza de los anglo-americanos radica en el hecho de que, mientras España, por ejemplo, se preocupaba principalmente por difundir el catolicismo, ellos trataban de desarrollar su industria. Señala que para llegar a ser independiente, uno debe tener su propia industria.

Bravo está totalmente de acuerdo con eso. Dice que es por esto que se lucha en Argentina, por la independencia económica, y en su caso, han logrado cierto éxito.

Stalin dice que sin esta condición, la independencia no puede ser lograda.

Bravo dice que este año las plantas argentinas produjeron para el país, por primera vez, tractores agrícolas y camiones de su propia fabricación.

Stalin le pregunta si hay petróleo en Argentina.

Bravo dice que lo hay, pero que no tienen suficientes equipos de perforación de pozos petrolíferos.

Stalin pregunta si hay especialistas para la industria petrolera.

Bravo dice que hay especialistas de este tipo. Observa también que la industria petrolera en Argentina está nacionalizada, es de propiedad estatal.

Stalin dice que es esto es bueno, muy bueno.

Bravo advierte que lo que va a declarar no es una posición oficial, y dice que, hace unos años, Inglaterra estaba comiendo carne argentina gratuitamente ya que la industria empacadora de carne, los ferrocarriles y la flota mercante pertenecían a Inglaterra, e, incluso, que los argentinos tenía que pagar más por la carne porque una parte era exportada a Inglaterra.

Stalin le pregunta si esta situación continuará la misma en el futuro?

Bravo dice que esto no continuará así porque hoy los ferrocarriles, los puertos y la industria empacadora de carne son propiedad del Estado, pero señala que en Argentina faltan vagones y material ferroviario.

Stalin dice que vamos a ofrecer a la vez vagones y maquinaria a Argentina.

Bravo le da las gracias.

Stalin pide que transmita sus agradecimientos al Presidente Perón de Argentina por sus saludos y le desea éxito en la lucha por la independencia de Argentina.

Bravo agradece calurosamente. Dice que va transmitir esto a Perón sin demora. [C. 594]

Stalin dice que en los viejos tiempos, bajo los zares, toda la industria de Leningrado y toda la flota del Báltico, por ejemplo, eran alimentados por carbón inglés, pero que ahora ya no es así porque expulsamos a los británicos. Es por esto que nos maldicen.

Bravo está de acuerdo.

Stalin dice que a los anglosajones les gusta sentarse en las espaldas de los demás. Esto tiene que parar.

Bravo dice que, afortunadamente, en todos los países, un movimiento por la independencia nacional se está desarrollando, y que Inglaterra pronto tendrá que quedarse sólo en su propia casa.

Stalin: Déjelos que se queden sólo en su propia casa, no tenemos la intención de inmiscuirnos allá.

Bravo dice que Gran Bretaña ya no tiende más a invadir países extranjeros, debido al desarrollo de los movimientos de liberación nacional en todo el mundo

Stalin: No, todavía hay algunas áreas que Inglaterra invade como Malaya, África y otros lugares. Especifica que en Bélgica y en Holanda también hay fuertes intereses británicos. Señala que todavía hay lugares en el mundo que Inglaterra puede robar, pero su número está disminuyendo cada día.

Bravo espera que pronto no habrá en absoluto lugares como estos.

Stalin dice que cada país, incluso el más pequeño, quiere vivir su propia vida.

Bravo concuerda totalmente con eso. Dice que este deseo existe en todos los países.

Stalin dice que los países latinoamericanos deben unirse. Menciona que ellos deberían tal vez crear algo como los Estados Unidos de América del Sur.

Bravo dice que, afortunadamente, en América Latina, hay un movimiento unido contra el imperialismo extranjero y que Argentina da un ejemplo en el ámbito de la conquista de la independencia económica.

Stalin dice que sería necesario crear una unión de varios países latinoamericanos para obtener efectos positivos, con fines de fomento económico, no sólo con el fin de organizar una resistencia. Se pregunta si los países latinoamericanos quieren formar una unión.

Bravo dice que parece que no hay tal deseo en los países latinoamericanos, [c. 595], y explica que cada vez que un país empieza a luchar por la independencia económica, los Estados Unidos lanzan una campaña hostil contra este país en los medios de comunicación, tratando de acusarlo de tener un compromiso con el comunismo y de depender de la Unión Soviética.

Stalin dice que esto sólo muestra el bajo nivel de inteligencia de los líderes de Estados Unidos: tienen un montón de dinero, pero no tienen mucha inteligencia. Señala al mismo tiempo que habitualmente a los presidentes estadounidenses no les gusta pensar por ellos mismos y prefieren usar los "think tanks", en particular, Roosevelt y Truman, que tenían tales organismos, pensando que con dinero pueden conseguir la inteligencia necesaria.

Pregunta al embajador si tiene alguna otro asunto a debatir.

Bravo dice que no. Desea declarar que siente que fue para él un honor y está muy grato por haber podido expresar al Generalísimo Stalin su respeto, y que guardará para siempre el recuerdo de esta visita.

Stalin responde que, si tal necesidad se presenta, estará listo, una vez más, a encontrarse con el embajador, ya que este es su deber.

Bravo dijo que estaba encantado de ver el Generalísimo Stalin en buena salud, feliz y alegre.

Stalin le pregunta: ¿qué puede causar tal alegría, qué beneficio él ha traído a Argentina?

Bravo dice que Stalin es un hombre en quien los pueblos del mundo entero piensan, no sólo los comunistas. Todo el mundo está interesado en él, es el hombre por el cual todo el mundo pregunta, el hombre cuyos libros son leídos y cuyas declaraciones están siendo utilizados como guías.

Stalin señala que, obviamente, el embajador está exagerando.

Bravo dice que todas sus palabras vienen del corazón.

Stalin dice que no duda de esto, pero que, sobre su papel, la gente de otros países está exagerando. Uno empieza a alabar, otro repite los elogios y todos empiezan a lisonjearlo.

Bravo dice que, sea lo que sea, sabe claramente que nadie en el mundo es tan comentado como Stalin.

Stalin dice bromeando que mientras que algunos lo están alabando, los otros lo critican. Por ejemplo, Churchill.

Bravo una vez más le da gracias por el honor que le fue conferido y le dice que está lleno de alegría por la oportunidad que se le presentó de ver y hablar con el Generalísimo. [C. 596]

En este punto, la conversación, que ha durado 40 minutos, se termina. La entrevista contó con la presencia del Ministro de Relaciones Exteriores de la URSS, Andrey J. Vyshinsky

El contenido de la conversación fue registrado por los señores Vyshinsky y Kolosovsky.

PUBLICADO en el diario “The Independent”, el 4 de marzo de 2003.
RGASPI F. 558. Gn. 11. D. 250. L. 11,3 (referencia de archivo)

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