El Camino del Pueblo

Hacia la paz, la independencia y la democracia
Programa del Partido Comunista Puertorriqueño

Nuestro pueblo ha de hallar el camino

Puerto Rico ha de hallar su camino hacia paz, la independencia y la democracia.

Sólo la paz salvará a nuestra joven generación de perecer en la guerra.

Sólo la independencia hará posible liquidar las miserias del coloniaje.

Sólo la democracia, en su verdadera acepción de gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, dará bases de permanencia al bienestar social.

Nuestro pueblo no ha logrado todavía resolver sus más graves problemas. En nuestro país imperan el desempleo, los bajos salarios, los altos precios...

Tres cuartas partes de las familias puertorriqueñas apenas pueden subsistir. Innumerables familias residen en viviendas inadecuadas. Cuarenta por ciento de los niños no reciben la instrucción necesaria.

¿Por qué?

¿Cómo podrá llegar nuestro pueblo a satisfacer sus necesidades plenamente?

Todos los habitantes de nuestro país constituimos la sociedad puertorriqueña. Pero esa sociedad no está integrada por hombres y mujeres realmente libres e iguales. En realidad, nuestra sociedad está dividida en clases; en dos clases fundamentales, una, la familia de los ricos, y otra, la familia de los pobres.

La familia de los ricos está compuesta por la minoría de individuos que poseen las fábricas, las centrales azucareras y las tierras donde se produce la caña, el café, el tabaco…

La familia de los pobres está compuesta por la inmensa mayoría del pueblo, que sólo posee su fuerza de trabajo.

La situación se hace más grave para nuestro pueblo, porque la mayor parte de las tierras, de las fábricas y las empresas, son poseídas por ricos corporacionistas norteamericanos que ni siquiera residen en nuestro país. Los ricos puertorriqueños están subordinados y en parte, aliados, a los corporacionistas norteamericanos.

Esta situación es la que nos obliga a luchar por un Puerto Rico libre e independiente, porque la mayor parte de la riqueza que por medio del trabajo produce nuestro pueblo, no queda entre nosotros, sino que se la apropian los ricos de Estados Unidos que explotan a nuestro país.

Nuestro pueblo ha de hallar el camino que lo saque de esta situación.

Sólo un partido integrado por la gran familia de los pobres, que son los trabajadores, podrá hacer que las tierras y las fábricas pasen a manos de los que trabajan, poniendo fin a la explotación del hombre por el hombre. Ese partido es el Partido Comunista Puertorriqueño que a continuación analiza la situación a que nos enfrentamos y señala el camino del pueblo hacia la paz, la independencia y la democracia.

En qué consiste el coloniaje

Se ha pretendido dar la impresión a nuestro pueblo y al mundo que el coloniaje ha sido abolido con la proclamación del llamado "estado libre asociado". La realidad es otra, completamente distinta. Puerto Rico sigue siendo una colonia en todos los órdenes de su vida económica y política. Y seguirá siendo una colonia:

Una nación como Puerto Rico, que vive tales condiciones, es una colonia. Ninguna clase de meros cambios formales, ha de alterar ni altera en lo más mínimo esa realidad incuestionable.

Dominio imperialista de la economía

En Puerto Rico predomina el gran capital norteamericano en todas las fases de la producción: en la industria, en la agricultura, en el comercio, en las finanzas. Ese dominio económico produce extraordinarios beneficios. En esa forma, el capital imperialista extrae un tributo anual de millones de dólares de nuestro pueblo empobrecido.

Estas relaciones de opresión y explotación colonial no han sido alteradas en absoluto por la proclamación del llamado "estado libre asociado". Por el contrario, se han fortalecido; y lo que se pretende es darles carácter de permanencia.

El capital financiero extrae actualmente un margen mayor de ganancias de sus inversiones en Puerto Rico. El grado de explotación se ha intensificado. Con el aumento de la deuda pública y privada, el tributo de nuestro pueblo al monstro de Wall Street es hoy mayor que en el pasado.

Esa explotación intensiva de nuestro pueblo tiene lugar durante un periodo de inflación de precios. Se han elevado los valores de la propiedad y se ha expandido inusitadamente el crédito. Esto último, unido a las grandes inversiones y gastos gubernamentales, mantiene un ambiente de ficticia prosperidad. Esa prosperidad artificial se manifiesta, sobre todo, en el Área Metropolitana. La expansión del crédito y las extraordinarias inversiones y gastos gubernamentales, es lo que ha servido de base al crecimiento de una relativamente alta clase media. Los capitalistas criollos, socios menores del gran capital norteamericano, y la gran burocracia gubernamental, se mantienen y desarrollan a costa de la explotación intensiva del proletariado y de las masas campesinas.

El desarrollo de la pequeña burguesía no ha sido consecuencia de una creciente producción. En términos concretos, la expansión de la economía industrial ha sido mínima. De otra parte, la producción agrícola ha permanecido estancada durante los últimos veinte años.

Generalmente, las fases de la economía que se han desarrollado y expandido, son precisamente aquellas menos productivas desde el punto de vista social, o socialmente improductivas. La mayor actividad económica se registra en la esfera del comercio y de las inversiones gubernamentales. Tales características demuestran lo precario que son las bases de la vida económica ¡actual en Puerto Rico.

Cómo se ha intensificado la explotación

Pese a la aparente prosperidad, que se manifiesta en el aumento en las ventas de automóviles, neveras, radios, etc. y en el crecimiento de las modernas urbanizaciones para la pequeña burguesía, cada día se hacen más evidentes las contradicciones de miseria de las masas populares.

El contraste entre las altas capas de la sociedad y la clase obrera y campesina se manifiesta en la distribución de ingresos.

En 1945, los propietarios, empresarios y corporacionistas recibieron el 39 por ciento del ingreso total de Puerto Rico, mientras los trabajadores y empleados en general recibieron el 61 por ciento. Peor aún, en 1950, la participación de los trabajadores se redujo a 57 por ciento, mientras 1os empresarios se apropiaron del 43 por ciento del ingreso nacional.

Ese desplazamiento de la distribución de ingresos en beneficio de propietarios, empresarios y corporacionistas demuestra el aumento intensivo de la explotación de la clase obrera y de las masas campesinas.

El gran aumento en los depósitos acumulados en los bancos desde 1940 hasta 1950 evidencia también la creciente explotación.

La mecanización y la intensificación del trabajo, reduciendo al mismo tiempo el número de obreros empleados, son los medios de que se valen los capitalistas para aumentar el margen de ganancias. En la industria azucarera, por ejemplo, se produce la misma cantidad de azúcar que en años pasados, pero en menos tiempo. Los obreros de la caña trabajan sólo cuatro o cinco horas al día durante la zafra. Sin embargo, para mayor beneficio de las corporaciones azucareras, producen en ese tiempo lo que antes producían en jornadas regulares de ocho horas. Ejemplo similar es el de la industria cervecera. Entre 1949 y 1951, esa industria duplicó su producción, mientras redujo en una tercera parte el número de obreros empleados. Pagando una nómina total de $883,000, una sola compañía, la Cervecería India, obtuvo ganancias en un año de más de un millón de dólares ($1,076,321).

La tremenda inflación de la postguerra ha reducido a la mitad el poder adquisitivo de las masas. El índice de precios ha aumentado en 107 por ciento desde 1940, y desde se inició la agresión contra el pueblo de Corea, los precios han continuado aumentando a razón de 1 por ciento mensual. Como consecuencia, se han reducido extraordinariamente los salarios reales de los trabajadores.

Los gastos del gobierno y los privilegios otorgados a los inversionistas norteamericanos por la Administración de Fomento Industrial, no han redundado en beneficios concretos para las masas populares. Los vaticinios utópicos de los colonialistas se han hecho añicos. La experiencia en Puerto como en todo país colonial, comprueba el carácter precario de todo llamado programa de industrialización edificado sobre bases coloniales.

La bancarrota del programa económico de Muñoz Marín y de su Partido Popular, es ya evidente. Algunas de las empresas industriales establecidas han cerrado sus puertas. De otra parte, la reforma agraria ha sido abandonada sin que llegara a afectar en lo más mínimo al gran capital corporacionista norteamericano.

Hoy como ayer, persiste el problema del desempleo crónico. Las mismas cifras oficiales señalan que el número de desempleados aumentó de 83,000 en 1948 a 150,000 en 1950. Esas cifras, sin embargo, no revelan la verdadera situación, y así lo admiten en privado los propios líderes gubernamentales. En realidad la verdadera cifra fluctúa entre 350,000 y 400000 obreros sin trabajo.

El recurso de la emigración, moderna trata de esclavos patrocinada por el gobierno, es, cuando más, un alivio temporal y mínimo. No otro carácter tiene, y mucho más condenable la entrega de miles de jóvenes a las fuerzas armadas de Estados Unidos para servir de carne de cañón.

Todo ese andamiaje de la economía colonial está condenado a derrumbarse. Ningún pueblo puede sostenerse por mucho tiempo bajo tales condiciones.

Puerto Rico está viviendo de prestado, sobre las bases de una economía artificial. En los cuatro anos de 1948 a 1951, el déficit comercial de Puerto Rico con Estados Unidos ha sido de más de quinientos millones de dólares ($557,000,000). No es posible seguir sosteniendo un desbalance comercial tan extremado. La política que sigue el actual gobierno está hipotecado cada vez más nuestra riqueza y nuestro futuro como pueblo.

Es preciso comprender el peligro que entraña para Puerto Rico el sustentarse de una economía de tan precarias bases como es la economía colonial. Solo así podrá nuestro pueblo enfrentarse a la crisis que no puede tardar en sobrevenir.

Rompiendo la cortina del dólar

El gobierno del Partido Popular, encabezado por Muñoz Marín, ha afianzado los amarres que atan a nuestro pueblo al sistema imperialista de Estados Unidos, subordinándolo al destino del imperialismo. Este es el origen de la inflación de valores, del alza de precios, del desbalance comercial, de la crisis agrícola y del trabajo intensivo con su mayor explotación de la clase obrera y de las masas campesinas. Ello ha traído como consecuencia, además, la militarización de la juventud, el envío de nuestros soldados al extranjero y la pérdida de miles de ellos, entre muertos y heridos, como carne de cañón en Corea.

Estados Unidos es actualmente el centro de la reacción mundial. Sus altos círculos financieros son la fuente del fascismo, no sólo en Norteamérica, sino también en todos los países sometidos a su dominio o influencia. La política de Estados Unidos responde a los intereses de su capital financiero y es, por tanto, contraria a la democracia, a la paz, a la soberanía nacional y a la independencia de los pueblos.

Nuestro pueblo ha de salvarse sólo en la medida en que se una a la gran lucha mundial contra el imperialismo yanqui. Esa lucha se manifiesta en el apoyo firme y decidido al principio de la coexistencia pacífica del mundo capitalista y el mundo socialista. Y se manifiesta, además, en el apoyo firme y decidido al principio de la soberanía nacional a que tienen derecho todas las naciones, libres de intervenciones extranjeras.

Atado a Estados Unidos y confiando en Estados Unidos, nuestro pueblo no tendrá salvación, en tanto dominen ese país los círculos más reaccionarios de su capital financiero.

E1 imperialismo ha mantenido a nuestro pueblo aislado del mundo. En la esfera de la economía y de la política, impera la voluntad de su dominio. En el comercio, nos prohíbe el intercambio con los demás países. Y sometidos también estamos a los patrones de su cultura decadente.

Para salvarse, Puerto Rico ha de mirar al mundo, rompiendo el aislamiento de la cortina del dólar. Es en la unión con el mundo que está nuestra salvación.

Las fuerzas de la humanidad combatiente que luchan por la paz, por la democracia, por la independencia de los pueblos, por el socialismo, anuncian también nuestra liberación. De ahí que nuestra tarea central consista en afianzar la paz, salvando a nuestra patria de la tragedia de una nueva guerra, luchando por la independencia nacional de Puerto Rico.

El frente democrático de liberación

El instrumento por medio del cual ha de avanzar nuestro pueblo hacia la realización de sus más altas aspiraciones es el frente democrático de liberación nacional. Sólo por medio de un frente único anti-imperialista, en el cual converjan todas las clases que tienen intereses nacionales comunes – el proletariado industrial y agrícola, los campesinos, los pequeños y medianos agricultores, la pequeña burguesía y los elementos progresistas de la burguesía – podrá lograr nuestro pueblo su mayor bienestar.

El arma del imperialismo es la división. La alta burguesía puertorriqueña estrechamente ligada al capital financiera norteamericano – en particular los banqueros, el gran comercio importador y los barones del azúcar – es la punta de lanza del imperialismo para afianzar el coloniaje. Por medio de su influencia económica, política y social, la burguesía reaccionaria sirve al imperialismo como instrumento de división, debilitando las luchas populares. Para ese propósito utiliza la histeria guerrerista y la propaganda anti-comunista. Por ello es preciso aislar a la alta burguesía, puntal del imperialismo, y liberar a nuestro pueblo de su influencia anti-nacional.

La política del frente democrático de liberación exige erradicar toda tendencia sectaria en las filas de las organizaciones del pueblo. La situación demanda la acción concertada de todas las fuerzas populares, para lo debe bastar la dedicación a la causa de la paz y de independencia nacional.

Las fuerzas llamadas a integrar el frente único anti-imperialista están presentes, pero aún no han cobrado conciencia de la necesidad impostergable de aliarse en el esfuerzo común. Esas fuerzas son, en primer lugar, el movimiento obrero, cuya unidad bajo una dirección proletaria única es imprescindible, las masas descontentas del Partido Popular, que inevitablemente han de encauzarse hacia la lucha anti-imperialista, el Partido Independentista, el Partido Nacionalista y el Partido Comunista.

La alta dirección del Partido Popular se ha pasado definitivamente al campo anti-popular del imperialismo. Nada puede esperar el pueblo del liderato en bancarrota de viejos partidos, como el Partido Estadista y el Partido Socialista. La situación exige un nuevo alineamiento de fuerzas democráticas.

El Partido Independentista, como expresión política de la pequeña burguesía, es una manifestación de la creciente inquietud popular. Pero no es posible pretender que las grandes mayorías de nuestro pueblo se encaucen exclusivamente dentro de sus límites. La conciencia de clase del proletariado y de las masas campesinas exige algo más que la mera apelación nacionalista de puro carácter burgués,. La clase obrera necesita su propio partido político para manifestar y defender sus intereses. Ese partido, en la época actual, no puede ser otro que el Partido Comunista.

Sin el apoyo de la clase obrera y de las masas campesinas, la independencia de Puerto Rico es irrealizable. Pero en la actual etapa, la clase obrera campesinas necesitan también de la alianza de pequeña burguesía y de los elementos progresistas de la burguesía. De ahí porqué el Partido Comunista levanta, como consigna de la victoria, la consigna del frente anti-imperialista.

Fiel a esta política de democrático de liberación nacional, propugnamos la derrota del de Muñoz Marín y de su Partido Popular. Como contribución a la victoria del pueblo contra el imperialismo y sus agentes criollos, apoyamos aquellas fuerzas electorales que luchan contra el régimen colonial. Pero al dar nuestro respaldo, conservaremos nuestra completa libertad de crítica y nuestra absoluta independencia de acción.

Expresión del papel independiente del Partido Comunista, es la candidatura de Deusdedit Marrero, combatiente de la paz y de la independencia de Puerto Rico, víctima inocente de la represión gubernamental.

Deusdedit Marrero, hijo fiel de la clase obrera, ejemplo de juventudes, debe ser libertado por nuestro pueblo de la injusta condena de seis años de presidio por supuesta violación de la Ley de la Mordaza. Como la más alta manifestación de las aspiraciones de nuestro pueblo, los electores deben escribir su nombre en la columna en blanco de la papeleta electoral, asegurando así su elección a la Legislatura de Puerto Rico.

En la calle como en la cárcel y en el seno de la asamblea legislativa, Deusdedit Marero combatirá por el programa del pueblo.

Llamamos a la clase obrera y a las masas campesinas, a todos los sectores progresistas del pueblo, a luchar por un programa capaz de servir de base a un amplio frente de liberación nacional. Nosotros, que aspiramos a la completa abolición del sistema de explotación capitalista y al establecimiento del socialismo, sometemos este programa de soluciones inmediatas y transitorias, cuya aplicación despejaría el camino hacia la realización de las más altas aspiraciones del pueblo. He aquí un programa en consonancia con la actual etapa del movimiento de liberación nacional.

La Paz: base del programa nacional

El primero y más serio de los problemas a que se enfrenta Puerto Rico, es el de la paz.

Sólo mediante una enérgica y constante defensa de la paz puede salvarse a nuestra juventud de morir por millares, como ya muchos han perecido en Corea. No es posible permitir que se utilice a nuestros soldados para someter a otros pueblos al coloniaje.

El gran capital norteamericano mantiene en Puerto Rico condiciones de extrema miseria. Luego de condenar a nuestra juventud al desempleo, privándola de medios de estudio y posibilidades de trabajo, el imperialismo la recluta para sus aventuras guerreristas.

Los imperialistas agitan el peligro de guerra como medio para remachar las cadenas de la esclavitud económica. En esa forma evitan el desarrollo económico normal, refuerzan su monopolio comercial, justifican toda clase de persecuciones y tratan de darle carácter de permanencia al coloniaje.

Frente a la amenaza de guerra y ante la guerra misma; el imperialismo refuerza su régimen y, por lo menos, mientras logre mantener esa situación, hace más difícil la conquista de la independencia. Por eso la lucha por la independencia y la lucha por la paz son indivisibles.

Es con el apoyo activo de Muñoz Marín que Estados Unidos recluta y envía a militares de soldados boricuas a morir en Corea. Millares más han sido enviados a Europa y a otros lugares del mundo. De otra parte, su representante en Washington llegó al extremo de ofrecer 75,000 jóvenes puertorriqueños como carne de cañón. Todo ello, para ganarse la simpatía del gran capital norteamericano con el propósito de perpetuar en el poder el gobierno de traición nacional del Partido Popular.

Puerto Rico necesita un gobierno que, acorde con los anhelos y los mejores intereses del pueblo:

Programa para un gobierno anti-imperialista

Puerto Rico necesita un gobierno que, encarándose resueltamente a todos sus problemas, ponga en práctica el siguiente programa inmediato de liberación nacional.

I
Agricultura

  1. Limitación de la tenencia de tierras a los individuos, al igual que a las corporaciones, a 500 cuerdas.
  2. Imposición de una fuerte contribución sobre tierras no cultivadas, mientras se rebaja el tipo contributivo sobre las fincas en cultivo, especialmente aquellas dedicadas a producir para el consumo nacional.
  3. Implantación de un verdadero programa de diversificación agrícola orientado a producir para la comunidad y basado en los pequeños agricultores.
  4. Establecimiento de un servicio gubernamental de transporte y mercado para los productos agrícolas.
  5. Aumento de la cuota y derecho a refinar en el país toda la producción azucarera.
  6. Establecimiento de un Banco Agrícola para proveer crédito a bajo interés a los agricultores, tomando más un cuenta la necesidad del agricultor y el interés general, que las seguridades de la inversión.
  7. Continuación del programa de rehabilitación del café extendiéndolo a otras ramas de la agricultura, especialmente la de árboles frutales y de tabaco.
  8. Establecimiento de fincas del estado administradas con la participación decisiva de los obreros y campesinos.
  9. Desarrollo de la industria ganadera, levantando fábricas de alimento para ganado, empacando la leche y el queso y adoptando medidas contra la leche importada.
  10. Fomento de la industria rural a base de los productos de la agricultura y orientada hacia el consumo nacional.
  11. Defensa de los colonos frente a las centrales azucareras obligando a éstas a dar un beneficio mayor sobre las cañas y mieles.
  12. Establecimiento de una agencia central para la compra de equipo agrícola y materiales para la agricultura, para venderlos a precios médicos a los agricultores y campesinos.

II
Industria

  1. Viraje completo de la política de industrialización la cual es orientada por el gobierno actual hacia la producción para el mercado de Estados Unidos, y orientación de ésta, por el contrario, hacia la producción para el mercado nacional.
  2. Cancelación de los privilegios otorgados a los inversionistas norteamericanos.
  3. Tomar medidas para poner coto a la práctica bajo la cual el Gobierno de Puerto Rico provee el dinero pueblo para la creación de fábricas que luego son vendidas al capital privado con grandes beneficios para este último.
  4. Imposición de medidas tendientes a obligar a invertir en la producción las riquezas acumuladas en los bancos aplicándose penalidades contra la exportación de capital.
  5. Nacionalización de las riquezas naturales, especialmente del subsuelo, y eliminación de las concesiones a compañías extranjeras.
  6. Establecimiento de empresas mixtas por el estado o inversionistas privados para la producción nacional y de exportación.
  7. Utilización industrial de las riquezas naturales por empresas privadas y del estado, los productos agrícolas, minerales y del mar, como sal y la pesca.

III
Comercio

  1. Revisión de los tributos que pesan sobre el comercio tendiente a evitar su traslado a los consumidores y con el propósito de aliviar el peso contributivo de los pequeños comerciantes.
  2. Control las importaciones siguiendo una política de protección de la industria nacional.
  3. Imposición de medidas contra los grandes importadores hasta llegar a establecer una agencia gubernamental de importación para la compra y distribución, a través de los pequeños comerciantes, de los alimentos de mayor consumo.
  4. Establecimiento de más estrechas relaciones comerciales con los países del Caribe y de América Latina, especialmente para la importación de productos alimenticios y materias primas.
  5. Liberación de Puerto Rico de las restricciones impuestas por las leyes de cabotaje, de manera que pueda utilizar en su comercio marítimo los barcos que cobran los fletes más bajos, no importa a que país pertenezcan.
  6. Establecimiento por el gobierno de una flota mercante de barcos pequeños para realizar su comercio con las demás islas y países del Caribe.
  7. Establecer relaciones comerciales con todos los países del mundo y en particular con los países socialistas, como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la República Popular China y los países de Democracia Popular de Europa, que de acuerdo con las decisiones de la Conferencia Económica Internacional celebrada en Moscú, pueden comprar nuestro excedente azucarero y además, café, tabaco, piña y otros artículos cuya producción podría ser aumentada.

IV
Trabajadores

  1. Garantizar el derecho de los trabajadores a organizarse y a contratar colectivamente eliminando la prohibición del taller cerrado y haciendo compulsorio a los patronos el aceptar contratos de taller unionado.
  2. Absoluta independencia del movimiento sindical y eliminación de toda intromisión del gobierno en los sindicatos.
  3. Eliminación de la Ley Taft-Hartley reglamentándose las relaciones obrero-patronales por legislación exclusiva de la Legislatura de Puerto Rico.
  4. Derecho sin cortapisas de clase alguna, a la huelga, al piquete y a la manifestación pública, instrumentos indispensables para la conquista de las demandas obreras.
  5. Organización libre de los trabajadores de todas las ramas de la producción, así como de las corporaciones, agencias y departamentos del gobierno, y reconocimiento de su derecho a contratar colectivamente sobre salarios y condiciones de trabajo.
  6. Decreto de salario mínimo general de setenta y cinco centavos la hora, con exenciones para aquellas industrias que demuestren, fuera de toda duda razonable, que no pueden pagar dicho jornal mínimo.
  7. Desarrollo de la unidad en las filas de la clase obrera sobre la base de una sola central sindical, aboliéndose toda discriminación por razones de raza, sexo e ideologías políticas y religiosas.
  8. Representación oficial del movimiento obrero en todos los organismos y dependencias gubernamentales.
  9. Aumento de la paga de desempleo a los obreros de la industria azucarera durante el tiempo muerto y establecimiento del seguro contra el desempleo a cuenta de los patronos y el estado en todas las ramas de la producción.
  10. Establecimiento de un tribunal de asuntos obreros para resolver todas las querellas y reclamaciones motivadas por cuestiones de salarios y condiciones de trabajo.
  11. Quince días de vacaciones con sueldo por cada año de trabajo para todos los obreros.
  12. Establecimiento de un hospital industrial para atender a los obreros víctimas de accidentes o enfermedades del trabajo.
  13. Igual salario por igual trabajo para la mujer.
  14. Creación de nuevas oportunidades de empleo para todos los desplazados por la introducción de maquinarias industrial.
  15. Pago a razón de doble tiempo sobre toda hora de trabajo en exceso de la jornada de ocho horas diarias o de cuarenta horas semanales.
  16. Aumento de las compensaciones y dietas por accidentes de trabajo, debiendo el obrero comenzar a devengar estas últimas desde el momento mismo del accidente.
  17. Establecimiento de centros de recreo a bajo costas en playas y montañas, donde puedan pasar sus vacaciones los trabajadores.

V
Instrucción Pública

  1. Implantación de una política educativa nacional con el objetivo de fomentar el espíritu patriótico.
  2. Duplicar el número de escuelas elementales proveyendo a cada salón de clases con el equipo necesario.
  3. Mayores salarios y pensiones para los maestros estimulando su desarrollo profesional, y aumento del número de maestros en servido activo.
  4. Implementación de un plan para la liquidación total del analfabetismo.
  5. Ampliación y mejoramiento del servicio de comedores escolares añadiendo al mismo el proveer zapatos a los niños necesitados que por falta de calzado se abstienen de concurrir a clases.
  6. Eliminación total del pago de matrícula en las escuelas secundarias.
  7. Confiscación del Pueblo de Niño colocando bajo la administración del gobierno.
  8. Establecimiento de una editorial del estado para la publicación de obras puertorriqueñas y de los libros de texto en español.
  9. Reorganización de la Universidad sobre bases de una verdadera autonomía universitaria, representación de los profesores y estudiantes en su junta administrativa, restablecimiento de la libertad de cátedra y de los derechos estudiantiles, así como del consejo de estudiantes, y equiparación de los salarios de los profesores y técnicos extranjeros a los salarios que se pagan a los puertorriqueños de igual categoría.

VI
Derechos Civiles

  1. Amnistía para todos los presos políticos.
  2. Derogación de las Leyes de la Mordaza y de toda legislación similar.
  3. Cese de la persecución de ciudadanos por razón de sus ideas políticas de parte de la Brigada de Seguridad Interna de la Policía, el FBI y comisiones legislativas.
  4. Imposición de fuertes penalidades contra toda manifestación de discrimen racial en los empleos y en sitios públicos o privados.
  5. Mayor participación de la mujer en la elaboración de la política que desarrolle el Gobierno de Puerto Rico, dándole representación en los cargos electivos y en las agencias de gobierno, desarrollando una política de participación femenina que ponga fin a la práctica de supremacía masculina.

VII
Política Fiscal

  1. Serán de conocimiento público los valores en que se hayan tasado las distintas propiedades.
  2. Establecimiento de tipos contribuciones progresivos, similares a los de la contribución sobre ingresos, en lo que respecta a la propiedad, de manera que el por ciento de la contribución aumente en relación directa con el valor de la propiedad.
  3. Imposición de medidas, tales como un efectivo control de precios y de alquileres, para impedir que los dueños de empresas y de propiedades de alquiler trasladen la contribución a consumidores e inquilinos.
  4. Exención contributiva hasta la cantidad de cinco mil dólares para propiedades no comerciales con el propósito de proteger los hogares de las personas de escasos recursos.
  5. Revisión de la política fiscal, especialmente en cuanto a los impuestos que recaen sobre las masas populares, dándole a la misma un contenido de clase con el fin de que recaiga sobre los ricos el mayor peso contributivo.

VIII
Sistema Electoral

  1. Nueva Ley Municipal que garantice más amplios poderes para los municipios sobre la base del principio de la autonomía municipal.
  2. Abolición del sistema antidemocrático que rige en la Capital, bajo el cual el Gobernador nombra parte de los miembros de la Junta de Comisionados y ésta a su vez, sin intervención de los electores, al ejecutivo municipal, y restablecimiento del derecho del pueblo a postular y votar por los gobernantes municipales.
  3. Constitución de los Concejos Municipales en proporción con el número de habitantes de la jurisdicción municipal, debiendo éstos estar integrados por delegados de todos los barrios.
  4. Establecimiento del sistema de representación proporcional, tanto en las cámaras legislativas como en los concejos municipales.
  5. Liberalización del sistema de inscripción de partidos políticos, reduciéndose el número de peticiones necesarias a un tres por ciento del total de electores, pudiendo éstas ser juradas, sin pago alguno de impuestos, ante cualquier notario.
  6. Extensión del derecho al voto a todos los ciudadanos mayores de dieciocho años.

IX
Libertad de Culto

  1. Garantizar el derecho de todo ciudadano a la fe religiosa que desee, o a no profesar fe alguna si esa fuese su convicción.
  2. Defender el principio de la más estricta separación de la iglesia y el estado.
  3. Velar por el principio de la enseñanza laica en las escuelas públicas.
  4. Respetar y defender el derecho de instituciones educacionales privadas a desarrollar la enseñanza religiosa en sus escuelas si así lo desearen.
  5. Abogar por el nombramiento de obispos puertorriqueños que frente al imperialismo, defiendan los intereses nacionales de Puerto Rico.

X
Beneficencia Pública

  1. Establecer un programa de socialización de la medicina que garantice atención médica a las grandes masas de nuestro pueblo y que provea facilidades de hospitales y medicinas para todos.
  2. Conclusión de los siete hospitales de distrito y extensión de las Unidades de Salud Pública a todos los municipios y barrios rurales.
  3. Ampliar y mejorar las salas de maternidad de los: hospitales, las instituciones especializadas, como el Manicomio, los Sanatorios antituberculosos, las salas u hospitales para niños, y el servicio de ambulancias.
  4. Atención médica y dental para los alumnos de las escuelas y realización de exámenes periódicos para descubrir y diagnosticar las enfermedades que afectan a la población escolar.

Realización de los derechos humanos

La realización de este programa depende de la lucha activa y militante de las masas populares.

Sólo un gobierno formado por un frente democrático de liberación nacional será capaz de llevarlo a la práctica. Ese gobierno no puede llegar a establecerse sin el apoyo de las grandes mayorías del país.

Es ése, sin duda, el tipo de gobierno a que aspira nuestro pueblo, porque sólo así podrán hacerse realidad los derechos humanos:

En forma demagógica y sin la menor intención de llevarlos a la práctica, esos derechos humanos fueron consignados en la recién aprobada constitución. Precisamente por ello, una parte del electorado, confundido, dio su apoyo a la falsa constitución.

Los hechos han comprobado que Muñoz Marín y su Partido Popular levantaron en alto los derechos humanos sólo con el propósito de engañar a las masas populares. Al ser éstos rechazados por los gobernantes norteamericanos, se sometieron, como siempre, a los dictados imperialistas, eliminando de la constitución los derechos humanos. Se comprobó así una vez más, que el propósito del llamado "estado libre asociado" no es otro que el de reforzar el coloniaje.

La realización de los derechos humanos es imposible bajo el sistema colonial. El proveer para todos los ciudadanos trabajo, instrucción gratuita, un más alto nivel de vida, seguros sociales y protección especial para madres y niños, exige una producción más desarrollada. Desarrollar la producción, expandir la industria, la agricultura, el comercio, es sólo posible rompiendo las trabas del colonialismo. Su plena realización exige, no sólo la conquista de la soberanía nacional, sino también, la abolición del sistema capitalista y la implantación del socialismo.

Sólo en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en los países de Democracia Popular en Europa y Asia, están en pleno vigor los derechos humanos. Para alcanzar su realización es necesario avanzar por el camino de la lucha, defendiendo y ampliando la democracia, tomando el pueblo en sus manos, especialmente la clase obrera, el ejercicio del poder. Eso es posible sólo tras la conquista de la independencia, cuando el poder de la soberanía emane del pueblo de Puerto Rico.

La historia apunta hacia el socialismo

No lucha ni ha de luchar nuestro pueblo por el sólo propósito de arrojar del gobierno a Muñoz Marín y a su Partido Popular. El pueblo está en la necesidad de derrotar ese gobierno de traición nacional. Pero no ha de ser para suplantarlo por un gobierno de igual carácter, al servicio también del imperialismo. El propósito del pueblo ha de ser la formación de un gobierno anti-imperialista, y su objetivo, la conquista de la independencia nacional.

Es ilusión utópica el concebir que ha de lograrse la independencia por graciosa concesión del imperialismo. El gobierno norteamericano, que persigue una política bélica agresiva, es enemigo declarado de la libertad de los pueblos. Si en lo interno es requisito indispensable la alianza de todas las fuerzas democráticas y progresistas de nuestro pueblo, igual carácter de requisito indispensable tiene la necesidad de fundir la lucha nacional libertadora de Puerto Rico con la lucha que llevan a cabo los demás pueblos del mundo contra el imperialismo.

De ahí por qué, repetimos, son indivisibles la lucha por la conquista de la independencia y la lucha por la paz. Solo en un mundo de paz y de respeto a la soberanía nacional de los pueblos, será realidad un Puerto Rico libre.

El futuro de nuestro pueblo, al igual que todos los pueblos coloniales, está al lado de los países del socialismo y de la Democracia Popular. Nuestros intereses nacionales coinciden con los intereses de paz, de superación social y de liberación, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los países de Democracia Popular en Europa y Asia.

Marchando tras este programa y siguiendo su orientación, nuestro pueblo podrá ir superando sus problemas actuales y acercándose al amanecer de un nuevo día. La independencia nacional es sólo la puerta que ha de conducir al establecimiento de una nueva sociedad. La historia apunta hacia el socialismo. El destino futuro de nuestro pueblo está en un gobierno de democracia popular bajo el cual los medios fundamentales de producción, las tierras y las industrias básicas, serán poseídas por las masas trabajadores. La producción será socializada y su producto será también de toda la sociedad. Definitivamente quedará abolida la explotación del hombre por el hombre. El socialismo será una realidad porque así lo decidirán las grandes mayorías de nuestro pueblo.

¡Hacia la paz, la independencia y la democracia!

¡Por un frente democrático de liberación nacional!

¡Por un gobierno anti-imperialista capaz de cumplir con el programa del pueblo!

¡Por la paz entre todas las naciones!

¡Por un Puerto Rico libre, soberano e independiente!

¡Por el desarrollo del Partido Comunista Puertorriqueño, vanguardia de la clase obrera y de las masas campesinas!

Elecciones de 1952

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